Recordando estas conversaciones y las últimas palabras de su abuela, Denver permaneció en el porche, al sol, imposibilitada de dar un paso. Le picaba la garganta, le palpitaba el corazón... Y entonces Baby Suggs rió con risa limpia y cantarina:
- ¿Quieres decir que nunca te hablé de Carolina? ¿Ni de tu papaíto? ¿No recuerdas cómo llegué a caminar como camino y los pies de tu madre, por no hablar de su espalda? ¿Acaso nunca te conté todo eso? ¿Por ese motivo no puedes bajar los peldaños? Jesús mío.
- Pero tú dijiste que no había defensa.
- No la hay.
- ¿Qué hago entonces?
- Saber que no la hay y trasponer el patio. Adelante.
Baby Suggs y Denver en Beloved, de TONI MORRISON